VESTUARIO

VESTUARIO

“Aunque este no pretende ser un vestuario historicista, estamos vistiendo a grandes personajes de su época, y aunque manipulemos la moda y referencias de la historia a nuestra conveniencia, esta nos acompaña y lleva de la mano inevitablemente. La indumentaria en 1724 coincide con el período de transición del barroco al rococó. Con el inicio de este último entran en la moda la ligereza, el humor y los colores pastel. Fue un estilo de carácter festivo, contrastando con el dramatismo plástico del final del barroco.

La frivolidad y el humor del inicio del rococó fue bandera de una élite que se divierte y relaja la etiqueta, lo cual perfecto para apoyar nuestra narrativa visual; el vestuario de nuestros personajes nos ayuda a reflejar los dos mundos paralelos de nuestra historia: por una parte la corte de Felipe V, esa España que aunque ya adopta la moda francesa mantiene la solemnidad del barroco con sus colores terrosos y profundos; y por otra el mundo del nuevo y joven rey Luis I, más ligero, divertido, con luz y colores claros, impulsado además por su joven reina francesa.

También dentro de esos mundos los personajes marcan sus diferencias, mujeres fuertes cada una en su estilo: Isabel de Farnesio, dama poderosa y siempre elegante, contrasta con Luisa de Orleans, una mujer libre, sensual y fuera de toda contención. Felipe V representa visualmente la decadencia del imperio y del barroco mientras que su sucesor Luis I abraza las nuevas modas vitalistas y llenas de luz. Así pues, jugamos con el color y los tejidos para diferenciar esos dos mundos contrapuestos.”

— Helena Sanchís

VESTUARIO

“Aunque este no pretende ser un vestuario historicista, estamos vistiendo a grandes personajes de su época, y aunque manipulemos la moda y referencias de la historia a nuestra conveniencia, esta nos acompaña y lleva de la mano inevitablemente. La indumentaria en 1724 coincide con el período de transición del barroco al rococó. Con el inicio de este último entran en la moda la ligereza, el humor y los colores pastel. Fue un estilo de carácter festivo, contrastando con el dramatismo plástico del final del barroco.

La frivolidad y el humor del inicio del rococó fue bandera de una élite que se divierte y relaja la etiqueta, lo cual perfecto para apoyar nuestra narrativa visual; el vestuario de nuestros personajes nos ayuda a reflejar los dos mundos paralelos de nuestra historia: por una parte la corte de Felipe V, esa España que aunque ya adopta la moda francesa mantiene la solemnidad del barroco con sus colores terrosos y profundos; y por otra el mundo del nuevo y joven rey Luis I, más ligero, divertido, con luz y colores claros, impulsado además por su joven reina francesa.

También dentro de esos mundos los personajes marcan sus diferencias, mujeres fuertes cada una en su estilo: Isabel de Farnesio, dama poderosa y siempre elegante, contrasta con Luisa de Orleans, una mujer libre, sensual y fuera de toda contención. Felipe V representa visualmente la decadencia del imperio y del barroco mientras que su sucesor Luis I abraza las nuevas modas vitalistas y llenas de luz. Así pues, jugamos con el color y los tejidos para diferenciar esos dos mundos contrapuestos.”

— Helena Sanchís

Vestido 4

“Cuando me enfrenté a este proyecto supe desde el principio que debía ser fiel a dos puntos importantes y arriesgar en otros. Debía ser fiel a la época, al contexto histórico y por otra parte estar al servicio de la evolución narrativa de los personajes tal y como los habían creado los directores, Adolfo Valor y Cristóbal Garrido y continuista con la estética que había creado Helena Sanchís, la figurinista del elenco de la serie. Pensé desde el principio que los trajes debían ir más allá de ser un vestuario para completar la escena, sino que debían tener una imagen icónica y memorable, así me lo hicieron saber tanto Adolfo como Cristóbal, ellos me dieron la libertad para que de alguna forma reflejase la identidad de cada uno de los tres personajes en cada una de las escenas de manera icónica y metafórica.

Pensé que los colores eran muy relevantes, así como los tejidos y las texturas, decidí trabajar con tejidos que recordasen estéticamente al s.XVIII pero con técnicas contemporáneas y con un alto nivel de trabajo manual artesanal. A Farinelli lo imaginé como un ángel blanco, a Isabel de Farnesio de negro, como una Darth Vader del pasado, enigmática, calculadora y manipuladora y finalmente a Luisa de Orleans, una joven alocada que poco a poco va madurando y por lo tanto floreciendo, la imaginé en el máximo esplendor de su florecimiento, con un vestido de inspiración rococó muy afrancesado pero con cierto sentido juquetón.

También pensé que había que adornar las cabezas y que debían acompañar y coronar todo el look de manera majestuosa y exuberante, para ello decidí pedir la colaboración del mejor sombrerero que tenemos, Rafa Peinador. Su trabajo remató perfectamente mis tres diseños. Ideó unos tocados que completaban no sólo estéticamente sino conceptualmente las personalidades de cada uno de ellos.”

— Ana Locking

VESTUARIO

“Cuando me enfrenté a este proyecto supe desde el principio que debía ser fiel a dos puntos importantes y arriesgar en otros. Debía ser fiel a la época, al contexto histórico y por otra parte estar al servicio de la evolución narrativa de los personajes tal y como los habían creado los directores, Adolfo Valor y Cristóbal Garrido y continuista con la estética que había creado Helena Sanchís, la figurinista del elenco de la serie. Pensé desde el principio que los trajes debían ir más allá de ser un vestuario para completar la escena, sino que debían tener una imagen icónica y memorable, así me lo hicieron saber tanto Adolfo como Cristóbal, ellos me dieron la libertad para que de alguna forma reflejase la identidad de cada uno de los tres personajes en cada una de las escenas de manera icónica y metafórica.

Pensé que los colores eran muy relevantes, así como los tejidos y las texturas, decidí trabajar con tejidos que recordasen estéticamente al s.XVIII pero con técnicas contemporáneas y con un alto nivel de trabajo manual artesanal. A Farinelli lo imaginé como un ángel blanco, a Isabel de Farnesio de negro, como una Darth Vader del pasado, enigmática, calculadora y manipuladora y finalmente a Luisa de Orleans, una joven alocada que poco a poco va madurando y por lo tanto floreciendo, la imaginé en el máximo esplendor de su florecimiento, con un vestido de inspiración rococó muy afrancesado pero con cierto sentido juquetón.

También pensé que había que adornar las cabezas y que debían acompañar y coronar todo el look de manera majestuosa y exuberante, para ello decidí pedir la colaboración del mejor sombrerero que tenemos, Rafa Peinador. Su trabajo remató perfectamente mis tres diseños. Ideó unos tocados que completaban no sólo estéticamente sino conceptualmente las personalidades de cada uno de ellos.”

— Ana Locking

Imagen Parallax La vida Breve

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